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sábado, 2 de octubre de 2010

La pequeña de la hamaca azul


“La vida juega en la plaza

con el ser que nunca fui.” (Alejandra Pizarnik)

A Paulita


ella se columpia lentamente,

sin apuro,

mientras se sueña

tocando el cielo con las manos,

manos de “pianista”-

muchos dicen-

por lo lungas.


en su hamaca azul el mundo se detiene

allí,

a sus pies de niña gigante.

un mundo que ve

con sus ojos grandes y azules

como el agua del pacífico,

un mundo que,

con sus miserias y secretos,

a la vez la abruma y deslumbra.


ella se columpia despacito,

sin apuro,

mientras imagina

como será su propia vida

poniéndole el cuerpo

tan lungo como

sus manos de pianista.


en su hamaca azul el viento despeina

su melena de oro,

pero ella sonríe

porque sabe que la brisa

del atardecer de septiembre

la acaricia como si fuera una niña,

una niña pequeña a punto de cambiar

el curso de su propia historia.


ella se columpia alegre

mientras ignora torpemente

que es portadora

de una luz que la define

y que su mirada atesora celosa,

una luz que la embellece entera,

de pies a cabeza.


allí,

en su hamaca azul, fantasea

con un mundo de abrazos y visitas

de luna llena en su ventana.

un mundo sin temores,

sin esa tristeza que muchas noches

la oprime con recuerdos ingratos.


ella se columpia tímidamente

y no sabe que su mundo

comenzó a cambiar

desde el primer ensayo

para aprender a mecerse,

en esa,

su hamaca azul.